Física ocular

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Hay agujeros negros que se tragan mundos
Titanes gigantes que comen estrellas.
Embudos de luz, nadas invisibles
gigantes imanes juguetes de Dios.
Luego están tus ojos.

Hay nébulas largas pringadas de brillo
Supernovas blancas de atómica fuerza,
De luz tan intensa cual chispa divina
Colores soñados por algún Creador
Luego están tus ojos.

Hay noches de insomnio, las noches eternas
Noches genocidas de sueños  y glorias
Camas sin descanso, guerras de mil años
peleadas en lenta aguja de reloj
Luego están tus ojos

Pero cuando al monstruo una luz escapa
Cuando el negro cubre estrellas y calor
Cuando el sueño sueña el sueño que sueño
y tiembla epicentros en el corazón...
Luego están tus ojos.

Siempre... tus ojos

Amor en la escala de Richter

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Me gusta verte de vez en cuando, 

y comer pan pita con pollo y hablar de cosas de oficina 
como si no nos recorriéramos por dentro. 

Me gusta saludarte y verte a los ojos distraídos, 
y ayudarte a cruzar la calle y tomarte sólo un segundo por la cintura
y darte un beso en la mejilla, y luchar con las ganas de doblar la cabeza y comerte los labios, 
y verte marchar como quien despide a un vecino.

A mi me gusta encontrarte por momentos
y jugar a que nos vemos para estudiar matemáticas,
para entregar un recibo,
para hablar de algún trámite.

Pero lo que me encanta es descubrir que te tiembla la garganta cuando comenzás a hablarme.
Descubrir que me ves un milisegundo más allá de lo que pretendés...
saber que debajo de la mesa cruzás las piernas si te rozo la mano brevemente.

Me gusta quedarme un segundo de más en las profundidades de tu escote
e inventarme un pájaro para volver a ver al cielo

Y que los demás comensales nos miren en el restaurante
mientras discutimos de música
sin siquiera percibir que hacemos el amor ahí mismo, en ese momento,
entre el plato principal y el postre,
como sólo nosotros sabemos, con el alma.

Me encanta, pero me encanta que al despedirnos
me des la espalda y no me volvás a ver
y poder delinearte el contorno del talle con los ojos,
y si volvés a ver decirte adiós con la mano como quien despide al tren

Y ver la orilla, la última orilla de tu sonrisa cómplice
que me dice que sabés exactamente cómo es que te veo, cómo es que te siento,
y saber en secreto que entre nosotros no hay secretos.

Purgatorio

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A mi matame a miradazos.
De esos de furia. De esos de desprecio.
Matame.
Aplastame entre tus pupilas sin contemplaciones,
como insecto.
Yo quiero tu rencor abierto, baldío,
No quiero un adiós de fuego.
Por favor, te suplico:matame a miradazos,
como si lo que vieras fuera un tizón, pero encendido;
como si te doliera y no, como si me exprimieras.
No te quedés  en mis ojos ni un momento,
no me condenés al martirio.
Matame a miradazos, que si no
el encontrarte hoy sería un hastío,
decime adiós,  sólo adiós,
no hasta pronto
Clavame tu mirada en la esperanza
Y retorcé el puñal en los olvidos.
De un sólo miradazo ejecutame,
Pues condenado a vos me siento vivo

Cortito #1

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Ella tenía en los párpados el brillo de la luna, y en la retina resumidas las constelaciones. Cerró los ojos. Amanecía.

A la mujer lejana

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Parte de un apartado del poemario que preparo será dedicada a aquellas mujeres inalcanzables que todos los poetas tenemos en nuestro fuero, sin importar si es la vecina de al lado o Angelina Jolie, la mamá de nuestro compa de colegio, o la chica más nice del grupo. El punto es que el platonismo también es motor de poesía por antonomasia.

Platón desea.

¡Qué destino éste de estar lejos y cercanos,
Y quedarnos como Ícaro trepando el cielo intocable!
Vos buscando las grietas en los muros derrumbados
Yo queriendo ser dueño de tus promesas de madre.

No me asustan tus vacíos. Lo que quiero es escalarte.
Asirme a las salientes salvajes de tu cintura,
Un abismo es solo un salto entre dos puntos distantes,
Y mis manos serían puentes colgados de tus alturas.

Me tienta el aventurarme a ser ladrón de tu aire,
Hacer espeleología en tus secretos oscuros,
¡qué ganas de ser un ciego que quiera leerte en braile,
ser el cartógrafo real de la corte de tus muslos!

Ser el agrimensor de las parcelas de tu espalda
O ser el descubridor de tu rincón inexplorado
Incluso ser el mesías y el profeta de tu templo,
¡Y en esa cruz de tus piernas morirme crucificado!

Pero yo solamente te he tocado con mis ojos,
Y hoy espero por lo menos con estas letras tocarte,
¡Qué deseo de ser pluma que se empape con tus tintas,
Y con mi piel escribirte, y con mis manos mirarte!

De irse, volver e irme volviendo...

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Volver es pisar los adoquines ahora flojos de las calles de infancia. Es darse cuenta que todo se mantiene inalterado y distinto. A veces tu senda y la mía se reencuentran después de tanto tiempo. A veces, para ir a nuestro templo nos topamos en caminos comunes.Por eso antes de irme y volver e irme volviendo despacio para ver si provoco un encuentro nada casual, me asalta la sorpresa refrescantemete dulce de un reverdecer.Aceptalo. Nos fuimos, volvimos, nos fuimos de nuevo... esto de ir y volver e irse volviendo propio con cada regreso sólo tiene sentido si entre viaje y viaje nos tomamos un café vos y yo, sentados en las mismas bancas que aún no se dejan vencer por los años. Sólo tiene sentido matar el día de una estocada, si es por la promesa de que estarás en aquel viejo bar remodelado, donde otros como éramos nosotros entonces hacen las mismas cosas que hacíamos hace ya tanto tiempo.De ahí nos fuimos, volvimos y nos fuimos volviendo ajenos. Y volvimos y lo hicimos propio de nuevo, con cada reencuentro.Vos también estás inalterada y distinta. Ya no sos la Soledad acompañada que tanto se metió conmigo a ponerle los cuernos a media humanidad. Sos Soledad y hoy estás sola. Fijate que yo también. No habría nada peor que irse, volver e irse volviendo mobiliario, recuerdo, neblina...¡Qué bueno reencontrarte! ¿Pasás por aquí siempre? Vamos a la tortu por un café y por un beso. El café lo invito yo, pero para el beso, tenemos que hacer banca. Ya mis tiempos de ladrón se fundieron en recuerdos, y cuando las cosas se comparten salen mucho mejor.

Resurrección de los recuerdos

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Hoy es uno de esos días en que llueves desde lejos
Y me brotan de la piel enredaderas con espinas
Fertilizan este vientre de la nada que dejaste
me quieren reverdecer, y se enraízan

Hoy es uno de esos días en que no quiero
Hoy es uno de esos días que estoy aparte
Hoy es uno de esos días en que me canso de esta farsa
de olvidarte.

Hoy es uno de esos días donde el dolor está completo
y la lluvia baja suave y repentina,
de visitas de fantasmas clausurados y desechos
que despliegan sus cadenas y me gritan

“ya no amanece.. pasa de largo
La solitaria caravana del letargo
Tiran con rabia los coroneles
de aquel ejército de ángeles infieles,
Y sus soldados chillan los dientes
En un concierto de quejidos estridentes
Abren sus alas, esperan, muertos,
Esta trivial resurrección de los recuerdos”

Y las lianas espinosas van dejándome en lo oscuro
y me cubren en un mundo de silencios,
y se trepan como arañas escalando cualquier muro
devorándole los frutos a los sueños
Y mientras tanto seguís vos con tu invasión en aguacero
Aumentando los caudales de mi melancolía,
Ojalá que el corazón no se me quede al descubierto,
porque hoy es uno de esos días…
en que me ahoga tu recuerdo
Gracias Rebe por el título

Crónicas de los árboles humanos

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¡Ah, qué madero tan pesado!
Enorme, rugoso,
y mi pueblo sabe que lo lleva
en una multiplicación de cristos;
aquel con la camisa rota,
aquel con su vientre en deuda,
aquella comiendo ajeno, y lavando propio.

Todos con su cruz a cuestas,
ya no me alcanza;
su cruz a cuestas,
quiere dejarme;
su cruz a cuestas,
van a matarlo;
su cruz a cuestas
yo ya no existo,
madero y senda.

Ya no hay más Gólgota
para tanto árbol humano,
y la muerte, agradecida,
hasta siente fervor patrio,
y esos pobres condenados se pelean las espinas;
ya hay escasez de clavos,
y hacen falta más Marías;
sobran Pedros que nos nieguen,
faltan judas que nos lancen,
y ya no existe el coraje para resucitarse.

Todos esperan las doce,
¡ya todos quieren sembrarse,
morir en el más abierto abrazo,
con una herida de lanza
perforándoles el pecho,
para que dé testimonio
de que deben estar muertos!

¿Quién quiere meter la mano?
¡Somos mártires del pueblo!
Castigos por la palabra,
¡marchamos sin sirineos,
ésta es mi cruz, y la acepto,
y yo solo me subo y me clavo!
¡Yo solo me muero!

Parece que se duerme el pueblo…

¡y que nos den más vinagre,
para hacer más trágico el cuento!
(¡yo también he sangrado!
¡Mire el montón de marcas
y vea cómo he sufrido!)
¿cuánto quedamos debiendo,
para qué es el sacrificio?

¡Ah, madero tan pesado,
cómo conviertes el suelo
en cementerio clandestino,
si no hay más Arimateas
que dejen dormir nuestro sino!

El abrigo, el anhelo

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Como una segunda piel te añoro en las entrañas,
trascendente, volátil, presente e intangible,
tan esperanza, tan aire,
como al recorrer tu vientre tantas veces escalado,
y crear los griegos elementos que conforman la materia.

El sueño de las frases en tus ojos ilegibles,
el fuego en las paredes, en las lunas, en la almohada,
el aire en las mareas, en nuestro oleaje salado,
el cosmos en tu ombligo, en tus promesas de madre,
como vestidos de Olimpo que al volar no dejan huella.

Añoro los tambores, el calor, el viento denso,
las danzas africanas a cien horas por segundo,
en el pecho, para el mundo
que se detiene y escucha capturándonos los ecos,
mientras todo lo llovemos, consumados, casi verbos.

Y llega el momento, la lanza temible,
los héroes, las antorchas, los gritos y las marchas,
y Nicoya dormida abrupta se levanta,
y nos ve de guerrilla, uniformados de plata,
mas se aleja de puntillas, pero su risa es audible,
y la noche se avergüenza como envidiosa del alba.

Como una segunda piel, pareces escucharme,
y te duermes en mi pecho, y sin darte cuenta, me matas.

Como para un final.

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Hay más en la vida que tus ojos,
mucho más que tu sonrisa
y esa calma que muere y renace
cada vez que te miras en mi rostro

Hay mucho más en la vida que tus ojos,
millones de cosas difieren de tus manos;
hay más que tu nombre, más que tus besos,
el mundo es un lugar sorprendente y amplio
con cielos similares a tu calma,
con frutos parecidos a tus labios.

Mas, como siempre, existe un sin embargo,
pues este mundo es el mundo,
y tus manos son tus manos,
y tus besos son tus besos,
y tus labios son tus labios,

y la delicada simbiosis,
la comunión entre ambos,
con el mundo siendo mundo por nosotros,
y nosotros al rehacerlo y contemplarlo,
eso mi amada compañera,
es vida con vida dando vida,
es el alfa y el omega en nuestros brazos.

Hay más en la vida que tus ojos,
y sin ellos, compañera,
¡sin ellos falta tanto!

Poema de Becky

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Unas letras para una buena amiga a la cual nunca le habían escrito un poema. ¡Ahora ya tenés uno, que aunque simplecito, es tuyo!


Sos a veces tan otoño de hojas cayendo lento,
De fríos estremeceres como anticipando inviernos,
Sos a veces tan otoño de lágrimas en el suelo,
Que es imposible mirarte sin que me tiñas el cielo

Sos a veces tan lejana como el acorde del viento
Aunque hablas desde el pecho, a corazón abierto,
Pero a veces, por las tardes, se acerca tanto tu aliento
Que juraría que te abrazo, que te respiro y te anhelo.

A veces quisiera ser vos para esconderme en la risa,
Quisiera poder dejar a un lado mi desidia,
A veces quisiera ser vos para captar de esta vida
Todas las cosas que guardas en tu corazón de niña.

Sos a veces tan otoño, muerteviva de caricias,
Que te imagino volando en remolinos y brisas,
Sos una estación de la mente donde sanar las heridas
Una caja de Pandora, toda mujer, toda vida.

Utopía #1

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Ya no padezco el amor,
no lo malvivo,
y el poema me trasciende de los dedos
Poesía es ahora para mí una cascada
es hacerte reír y estremecerme

Yo ya no sufro de amor
sino de tantas
y muchas otras cosas menores y perennes,
como el hoy, el trabajo, el hasta siempre,
todo tan minúsculo y tan débil,
tan poco vital y descartable
ante tu mayúsculo calor de día tranquilo.

A veces los amigos me reclaman
esa poesía de letras transhumantes
que a veces pertenece solo a sueños.
Pero yo no añoro nada, soy completo
siempre y cuando me tomes de la mano,
soy completo siempre y cuando
comiencen y terminen en vos todos mis días,
en constante comunión con el eterno.

Ya no padezco de amor, ni de poesía,
no necesito gritar que los concibo,
ni defenderlos de oscuras herejías,
no necesito escribirlos si los vivo.

La cicuta muda

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Un silencio amargo y llano,
así, como las horas
y en las horas tu silencio
como muerto, palpitando
amargo, como el trago fermentado de la culpa
como muerto, como muerto...
sólo que a veces suspira
pálido, vasto.

No se sabe si es ausencia
o una esperanza perdida
o un puño mortal que se postra
y no hace nada.
que se cierra con las fuerzas de la carne,
que se cierra y se comprime,
y cuelga en la misma cuerda
en que cuelga su lucha.

Unos labios apretados
una gota indecisa y en brasas
equilibrándose en los párpados
un péndulo y agujas en tu mente;
el cansancio se hace ala
y el silencio sigue respirando
a veces,respirando

El gran fumador

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Este poema se me ocurrió después de leer uno de Charles Baudelaire incluido en su poemario "Las Flores del Mal". Se trata de un juego de intercalación de versos . Suerte, se los dejo para que me digan qué les parece.




Poco a poco, encendés con tus ojos tu recuerdo,
aspiro y me abandono al respirar,
lo siento cabalgando en mis pulmones,
me invade por debajo de las puertas,
cambio oxígeno por humo,
parpadeo,
y la brasa exige consumirse.

Sonríes, abrazas y besas,
y a dos o tres miradas de distancia
apago el fuego con mi lengua.

Busco nuevamente y enciendo,
aspiro y me abandono al respirar,
la amarga nicotina de todas las cicatrices
me invade por debajo de las puertas,
me sangran las encías, la nariz, el corazón,
parpadeo,
y me duele asumir otros colores cada vez.;
sonríes, abrazas y besas,
una ira recorre mi pupila, y entonces
apago el fuego con mi lengua.

Las cenizas van nublando mi cabeza
busco nuevamente y enciendo,
me delatan los poros que supuran
la amarga nicotina de todas las cicatrices,
y de a pocos percibís con el olfato, algo te dice:
“me sangran las encías, la nariz, el corazón”,
me percato y con gestos te confieso:
me duele asumir otros colores cada vez,
me duele el engañarme y desmentirme.


Una ira recorre mi pupila,
la siento cabalgando en mis pulmones,
las cenizas van nublando mi cabeza,
cambio oxígeno por humo,
me delatan los poros que supuran
y la brasa que exige consumirse.
De a pocos percibís con el olfato, algo te dice:
“…y a dos o tres miradas de distancia
me percato y con gestos te confieso:
me duele el engañarme y desmentirme”

Poco a poco enciendo con mis ojos mi recuerdo,
Nuestros ojos me consumen,
Ya no me mirés más.



Imagen tomada de www.worth1000.com

Quimera en tres movimientos

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En el primer momento
tenés esa mirada que todo lo derriba
ese asombroso impacto que todo lo estremece;
la ballesta de las luces,
la velocidad patente
en el vértigo y el frío
de las estrellas candentes,
en dos suspiros del alma,
en dos oculares vientres.
Yo desearía contarte
que entre un parpadeo y otro
del palpitar de tus ojos
he viajado en universos
y distancias infinitas,
edades se han revelado,
celestiales experimentos
y mil explosiones míticas
de verdes, azules y rojos,
y novas que implotan y arden
en oscuridades tibias.

En el segundo momento
tenés esa mirada que de todo se adueña,
esa que todo contiene, que todo invisibiliza,
la omnipresencia errante
en deidades de pupilas,
la magnánima incidencia
de las intenciones mínimas;
el gran agujero
que inexplorable levita
sobre aquel todo que llena
sus grandes redes vacías.
Yo desearía contarte
que en un pulso que han marcado
tus terribles espejos de éter,
he visto caer ciudades
y levantarse pueblos,
he sentido tierra y aire
y oído latir los cerros,
he visto el manto partido
en la fachada del templo
y mezquitas que iluminan
con sus cúpulas los cielos.

Pero en el tercer momento
tenés esa mirada desde tus sueños de niña,
aquella que todo sabe
pero de momento olvida,
aquella danza violenta
del impulso y de la risa
cuando nace y crece el miedo
en el Creador de la vida.
Yo desearía contarte
que tras una intermitencia
de tus ojos, ¡maravilla!...
vos los cerraste de golpe
y se han convertido en semillas
cuando tus labios crearon
en los míos , su caricia.
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Mapa del todavía

Si me vieras de costado, detenido,

notarías un ligero abultamiento

en la porción del pecho donde se guardan las ganas.

Está aquel espacio abarrotado

de no sé cuántas miradas perdidas,

cuántas robadas,

de algunas manos, de algunos manazos,

de kilómetros de acera, asfalto y trillo,

de kilos y kilos de hule para suela de zapatos,

del delicioso cansancio del esfuerzo físico,

y del físico esfuerzo por mantener un equilibrio…

Hay también algunas escaleras,

algunas botellas, algunos vasos,

centenares de noches dentro de una cajita,

clasificadas por lunas, por colores, por caricias,

por insomnios, somnolencias,

nochebuenas y perdidas,

noches para Eros junto a Tánatos,

y con similares criterios,

clasificados los días.

Pero la porción del pecho donde se guardan las ganas

también está llena de frutos sin semilla,

de sed por matarse a miradazos,

de hambre por morirse de caricias,

de envidia de una piel efervescente,

y el calor que despierte su codicia,

de una voz que me pida un “no te vayas”,

y del eco de mi voz como en poniente

que le mienta, que le dé un único engaño,

respondiéndole que hoy no tengo prisa…

Si me vieras de costado, detenido,

encontrarías tantas cosas

que robé de tus pupilas…

Catalepsia

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¡Me escribo tan poco últimamente!

Son tan escasos los lapsos en que me encuentro,

me fumo, me escucho y me respondo,

y a veces, para ganar confianza, me converso…

Ignoro si conversar y convertir son hermanas de leche,

pero, ¡cómo influye en ocasiones una buena discusión

conmigo o con cualquiera!

¡Qué placer aquel de cuando se bota una hilera,

pensamientos racionales, dominó impuesto,

romper estructura, cada cosa significa,

cada gramo de ceniza un campo semántico,

una idea cada gramo de ceniza!

¡Qué poco me visito últimamente!

Aún sabiendo dónde vivo, aún viviendo,

procuro evitar el domicilio donde me fui a esconder

en el más escandaloso concubinato,

con vos, tu recuerdo y mi poesía,

siendo felices los cuatro, no existiendo,

y yo ahora me muerdo los nudillos de la envidia,

y gasto en llamadas, en zapatos, en correo,

pero no disco, no camino, no escribo,

y sólo sé de mi cuando en la calle,

de pura casualidad me encuentro y me sonrío…

Últimamente, las noches son tan largas,

y los días tan fríos,

que prefiero esperar la próxima estación

antes de buscarme y preguntar

cómo está aquel yo que se fugó contigo…

Reminencias recesivas, telúricas réplicas

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Olvidarte
es la negación de una existencia,
es rehusar a un parnaso,
dejar de lado un desorden incontable
de hipérboles lúdicas y muestras de fe.

Es no tomar en cuenta el cronómetro del sol,
irrespetar las cuentas rezadas por la anciana,
callar de golpe el viento y el bambú,
sufrir el vértigo del filo de la espada,
dormir con chupón al hecho inexorable,
aprobar el curso de amar, y no aprender.

Olvidarte, es decir, recordarte en negativo,
le consume tanta sangre a la pared y los relojes
que la una se inclina entre el bahareque y el siglo
y los otros padecen tal vergüenza incontenible
que pierden su cordura en quince para las doce.

Olvidarte, al fin, es una farsa tan completa
que roja de hipocresía
se esconde la vana fuerza,
la sonrisa defendible,
los besos en horas muertas,
y la vida se disfraza vistiendo otra vil careta,
y suele llegar el alba, ¡pero mi noche se queda!

Olvidarte…
nunca escogió peor morada
mi tristeza…

No ha pasado nada

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Este poema se me ocurrió imaginándome una escena en la cual un joven, despuès de intercambiar varias miradas con una señorita que se encuentra en el mismo restaurante en el que él está, decide hacer algo poco usual... levantarse, acercársele y besarla.


No crea usted que pretendo cometer algún agravio,

no crea usted que mirándola fijo pretendo generar un desencanto.

Se equivoca. Yo apenas la conozco.


No pierda el tiempo en eufemismos,

ni trate de evocarnos la conciencia.

No intente los forzados escrutinios

de una lógica que explique las fronteras.

Aquí no ha pasado sino una estación del alma,

como decir,

aquí pasó la primavera.


Esto que usted siente no es más que el corazón

latiéndome en el labio que la besa;

Esto que yo siento es la avalancha

que se roba nuestros aires, y nosotros,

apenas si sentimos esta vida

corriendo en su galope por los prados de las vértebras.

Pero no se moleste. Aquí no ha pasado nada.

Aquí sólo paso el tiempo,

como queriendo cortar nuestras cabezas.


No se equivoque. Nunca quise ofenderla.

Yo me voy sin excusas con que cerrar sus lágrimas abiertas,

la dejo entrehablando, entresonriendo,

como yo cuando esta noche fume

y la recuerde calentándome las venas

con el más agudo néctar que se pueda

robar de una flor cerrada y nueva,

que se expande y se contrae, como nube.

Yo me voy. No se moleste en levantarse.

Quédese de nuevo así, lejana y lúgubre,

como antes de atreverme a arrancarle siquiera

su mirada al vacío, para imprimir sus ojos

en mis pupilas que así quedaron huérfanas;

ya no me pertenecen, no cuento más con ellas.

Con permiso. Ya me marcho.

Aquí no ha pasado sino un génesis abrupto,

como decir,

aquí chocaron dos estrellas.

Usted siga sentada y no se apene,

A mí también me ardió el alma desnuda,

a mí también decir adios me duele.

El Cánon de Penélope (aferrarse a un árbol seco)

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No me despido de vos
y no renuncio,
aunque te marchés de pronto,
aunque ya no quieras darte,
aunque me negués tu vida
como queriendo matarme,
aunque finjás, como lo hacés,
que nunca quisiste mi alma,
sé que me son fieles las frases
y latentes las miradas,
y que en las noches calladas y largas como tus máscaras
de vez en cuando reís
cuando te asalta el recuerdo,
y una vez perdida esperás
la llamada quiebrasueños.
No me despido de vos,
Y no renuncio,
porque ver la vida en vos
no es vivir del recuerdo
ya que recuerdo la vida
porque vos le diste tiempo.
Yo no renuncio,
no debo.
Puede que salga, quizás,
a buscarte en otro tiempo,
a envejecer un poco,
a coleccionar camino,
puede que me vaya incluso,
mas no me despido de vos

no por creer en destinos,
sino porque te encuentro en cada humedad de setiembre,
en cada tarde en batalla,
en cada charco que brinco en las calles de mi pueblo,
en el vaivén de mi hamaca, y en cada esperanza,
y luego,
me doy cuenta que al llevarte, obstinado, terco,
aferrado a un árbol seco,
rescato el aroma de la vida
que me enseñaste a respirar sobre tu pecho.
No me despido de vos,
y no renuncio,
porque por vos es mi historia en este algoritmo resuelta
y a ese dogma consagrada,
si estás o no estás ¡es tu espada!,
con vos o sin vos ¡es mi vida!
…por eso no digo adiós,
y te quiero todavía.





Fotografía: www.freeimages.co.uk

Desierto de Atacama [40 días con sus noches]

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Tengo un abrazo huérfano de cuerpo,
un siseo de silencio que llega a ningún oído,
unas manos abiertas, pero secas,
unas ganas enormes de ser niño,
la esperanza que migra a otro sueño
y unas alas atrofiadas y maltrechas.
Tengo en los bolsillos medio quinto,
y traigo en la mirada dos cansancios;
voy con tres puñaladas en la espalda,
y ya me cuesta respirar y dar un paso.
Tengo una ironía que no me dice nada,
una ausencia atravesada en mi garganta,
y un tal vez tan lastimado, tan herido,
tan lleno de fe, tan redentor, tan condenado,
que camina dejando su huella ensangrentada
cual barata imitación de Jesucristo.
Y en las venas, en las venas traigo
tinta fermentada
por un corazón que adolece tus latidos,
y mis ojos,
a fuerza de estrellarse contra el muro de tu espalda,
tienen ceguera de futuros y de olvido.
Estoy, en fin, lleno de tanta nada,
tanta ausencia y nulidad, ¡tanto vacío!,
y se ha vuelto la carga tan pesada
que me siento a descansar en cada casa
que quiera poner Dios en mi camino,
y me disipo, encorvando más la espalda,
y en cada estación me nadifico,
y se esconde mi alma, temerosa del juicio,
pues debió ser egoísta y trascenderse,
y le atormenta no cumplir su cometido.
¡Cual discípulo de luz me condenaste
a ser ejecutado y perseguido,
a morir crucificado boca abajo,
con el mundo al revés en la mirada
y la fe en la promesa de tu abrigo!

Sobre resucitar este amor tan vivo

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Una nueva visión se sacude los años;
que el amor, con su edad cronológica de piedra
y su actitud de infante
no pasa a ser otra cosa
que la marca perenne en las rodillas
de una falacia que los que odian
nos venden.

Los que odian con el vientre y con las manos
Los que odian a través de los ojos
del odio mismo;
Un engaño tan cruel no puede venir
sino de una mente privilegiada
y no puede ser asimilada
más que por un cerebro perturbado.

Y no digo que el amor no exista
digo que el amor esencial se muere
cuando la programación perversa e ilusa
que gozan en los orgasmos
los dioses del odio
- esa manía de pedir lo que no se tiene
aunque se tenga lo que todos buscan,
la maldita tendencia
a convertir el amor
en un artículo capitalizable -
se confabula con el orgullo
y vuelve el vivir el amor
en un consumir el amor.

¿Por qué aquella muchacha
de carnes firmes y vientre joven
ruega en las noches
por que venga el amor,
el mismo que consume todos los días
por tratar de ponerle riendas y colores
a un caballo indómito?
¿Por qué el amor que late,
que hace reverdecer al mundo,
que a diario alimenta al alma y al cuerpo
de pronto es enmascarado con una esperanza,
más bien exigencia
de un galanteo añejo marca Sanaplast
que no necesariamente siembre más amor,
pero al menos cubra las heridas?


El amor verdadero
no es una maqueta estrafalaria
que se alista para el carnaval
y se pinta de fosforescente.
El amor verdadero
no es la telenovela absurda
ni el superhéroe encapuchado.
El amor, amada mía es un ser vivo
con una raíz en tu puerto, y la otra
simple y comúnmente
clavada en mi pecho.
¡Deja de lado esa niebla rosa
y mira como tus lágrimas
caen sobre tu corazón,
desde hace tanto tiempo florecido!

Hades o del delirio

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Y de repente vi
una oscurísima punta de aguja,
una jeringa maldita escupiendo líquido negro
por su boca profana,
y penetró en la frontera de la retina,
atravesando mi ojo como en lenta caravana,
y me aferraba, y gritaba el horror de verla entrando
y el dolor de ya no ver,
y atravesó mi cerebro
y vomitó sus entrañas,
y una vez terminada la perversa cópula,
abandonó las mías lenta y torturantemente,
y ciego desde entonces,
limitado y ajeno al mundo
me pregunto agonizante día con día:
“¿Qué hice yo para merecer
que me miraras a los ojos?”

La contemplación de las horas

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El insomnio es una casa abierta,
una recopilación de goteras golpeteando contra el techo,
la pena capital para Morfeo,
la reina incertidumbre, el peso por lo hecho,
el miedo por lo muerto, el tiempo para anhelarte,
el precio por tus besos.

El tiempo de algunas noches parece muerto,
y hay que velarlo en la contemplación de las horas
soñando despierto,
inventándome tonos similares a los tuyos
que me arrullen con su canto, para soñar con tu cuerpo.

El insomnio es el trance delicioso del recuerdo,
el trago de vinagre por miedo a morirse seco,
el resonar del reloj
con arritmia en los minutos,
las cataratas del cuerpo
y vos en un barril;
como decir, es el sueño…

Dominicana

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Desde el cielo, de noche, parece una galaxia nueva con miles de estrellas titilando. De día, es una perla incrustrada en una esmeralda.
Tan progresiva y tan abandonada, tan joven y tan vieja... la isla con sus montes y su café de jarabacoa, sus mujeres bellas y su caos vial. Y si el paraíso tiene playas, se han de parecer a estas, y si hay una pausa en el universo vertiginoso, debe ser el parque de puerto plata, cercano al mediodía. Y si hay un portal del tiempo, debe ser la Plaza Colón. Ahora entiendo por qué Brida tiene ese brillo en sus ojos, porque cada pupila refleja la isla y sus mares, y en ocasiones, cuando ella atraviesa un huracán, las islas de sus ojos dejan escapar algo de esa marea que intentan contener, y el sabor de ese agua es igual de salado, y su color igual de cristalino. Eso se llama llevar la patria por dentro.

Te tuve cerca en un abril, tan lejos....

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La espera termina, ya no hay espacio.La soledad termina mirando por la ventana buscando un boquete, un espacio para colarse, para volver a mi y abrazarme con sus celos. En cada ventana que contemplo Soledad está del otro lado. A veces le devuelvo la mirada...Ahora que me encuentro lejos, tan lejos, a veces ella golpea insistentemente los cristales. Pero vos aquí conmigo, y tan lejos, no la dejás entrar con sus tentáculos secos de rabia. Vos aquí conmigo. No sola, conmigo, lejana, en mi casa, en mi tierra, con mi sangre. Yo aquí con vos pero no solo. Con vos. Con ganas de tocarte la nariz y darte un beso cuando vuelva, y agradecerte como siempre que gracias a vos la espera tuvo sentido.Aunque nació de la pausa, no se ha lavado con el tiempo mi arte. Antes de que lo matara me dijo "espera..." y yo aguardé hasta que vos llegaste con otra espera igual a la mía, que agonizó de repente al mirarme a los ojos. Murió aguardando.En la vela de nuetras respectivas esperas, nos fuimos acercando. Nos vimos abatidos y nos dimos la mano, y un brillo interno nos nació de una sonrisa y comenzamos a quitarnos toneladas de soledad de encima.Y ahora que estamos separados por países y fronteras, aquella soledad abandonada tan solo sabe asomarse por la ventana, tan solo me mira con ansia y llanto, mientras rezo por vos y beso el aire antes de dormir para encontrarte en sueños.Aquí, conmigo... buenas noches, arañita... yo allá, con vos, buenas noches. Solo me falta sostener tu mano.
Abril de 2006.

Vida

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Mi vida es una brasa intensa que el destino se fuma
dejando tras de si cenizas y recuerdos,
y soltando al aire el humo de mi poesía

Perseo

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El tiempo es la Gorgona convirtiendo memorias en estatuas de piedra. Cuandos la nostalgia camina por sus jardines, llora el destino de cada uno de esos pétreos guerreros, evocando la memoria de quienes fueron y despidiéndose, con el dolor del reconocimiento y la tumba, como esperando la llegada de un héroe con escudo brillante que le devuelva la vida al pasado.
Y como los jardines de la nostalgia están en nuestro interior, uno siente cada espina.
El tiempo convierte las reminiscencias en daguerrotipos, las secuencias en cuadros, las olas en espuma. Lo único que tenemos para vivir es el tiempo, amigos míos. "Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos".
Cuando la Medusa emerge del fondo atravesando mis ojos y me paraliza la mirada, y congela pétreamente mi cuerpo, siempre existe un Perseo que corre muy detrás de ella, reviviendo las ánimas de piedra que se mueven y hablan y lloran y ríen y resucitan en el jardín interno de mi nostalgia; siempre existe un Perseo que aún siendo yo piedra, me provoca una sonrisa, y entonces los únicos músculos que se mueven en mi cuerpo son los labios y el corazón.
Y siempre, muy detrás de Perseo, vuelve a salir Medusa burlándose de nuevo, convirtiendo los recuerdos en piedra mientras el héroe sale del jardín de la Gorgona nostalgia y me atraviesa y pasa, de los brazos de Hermes, hacia el exterior, devolviéndome la conciencia, despetrificando. ¡Oh, círculo vicioso el de la remembranza, hermanos míos!
Ahora decime vos, poeta, ¿por qué te has empeñado en hacer jardines de piedra? ¿Por qué querés seguir colgando daguerrotipos en nuestras paredes?.
Será que sabés muy en el fondo que al final de nuestro tiempo de nuevo vendrá Perseo desparalizando todo lo interno, al fin le cortará a Medusa la cabeza y le verá el rostro reflejado en su escudo, y esta vez, hermano poeta, esta vez no pasará ligero ni saldrá por nuestros ojos. Esta vez liberará todas las ánimas y no emergerá al exterior, sino que dará la vuelta.
Esa última vez, compañero, tu cuerpo y el mío sí quedarán pétreos, hasta volverse polvo.
¿Será tu lucha por la vida nuestra tan cansada y monumental, tan perseverante y necia como nuestros Perseos?¿Será tu saudade del tamaño de tu esperanza?

Panama City

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La ciudad de las luces se esconde entre selvas densas y despoblado. La capital más progre de todo el istmo se abre robandole espacio al mar para seguir creciendo. Hacia el mar y hacia el cielo. El abrazo de Panamá tiene calor de vientre materno, y por ello su gente fácilmente se hermana con vos, te mira a los ojos y sonríe amablemente, sin temores. ¿Por que el caribe le permite a la gente mirar a los ojos sin esconderse? Será que la sinceridad la trae la brisa desde las islas.

Aclaración respecto al rescate....

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Después de casi un año de haberlo comenzado, he recuperado mi blog cuya contraseña había perdido. Es una cosa muy curiosa como algunas de las cosas que se creen perdidas poco a poco vuelven de nuevo a rondarnos, casi sin pedirlo.
Ahora que si puedo hacerme cargo de él, no lo dejaré más de lado, continuándolo no solo como espejo, sino como experimento. ¡A ver si logro tocar sus fibras, adivinar lo que tiene adentro! ¡A ver si usted me responde! de seguro se moverán cosas interesantes.
¡¡¡Bienvenidos, de nuevo, a Claveoscura!!!

Ecos

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Cuando lo que dije retumbó en mis adentros y botó el andamio donde se colgaba el hilo en el que mi alma hace equilibrio, me di cuenta del poder del eco.
La conciencia, que generalmente es la que grita desde el fondo, solo atinó a decir "¡qué bruto este animal!", y a esconderse para no ser aplastada por los escombros.
Mi alma cayó, pero como es etérea, poco vale.... aunque el sentimiento de vacío en el estómago es por demás incómodo.
El alto precio por hablar a la misma velocidad del pensamiento. Y esta vez hablé más rápido.
La palabrá bajó la cadena y todo se fue por el desagüe dejando fría la losa sanitaria que en ese momento era el cuerpo.
Sabe a lo que me refiero... usted también ha metido la pata.

Redefinirse

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A veces el sol se oculta en los horizontes del ego. A veces lo que tanto nos ha costado se nos quita. Peor aún... a veces nos obligan a abandonarlo.
Transplantarnos de un lugar a otro, para no secarnos, y enfrentar nueva luz, nuevo humus bajo nuestros pies, sin saber con exactitud cuánto hemos colaborado para que la tierra que dejamos se vuelva más fértil.
Al final, ¿habremos abonado la parcela, o nuestras hojas habrán caído en vano?¿Seremos recordados por nuestra sombra, por nuestros frutos? ¿Nos marchitaremos con nueva tierra bajo nuestras raíces?
¿Cómo saberlo?

La nostalgia y el miedo, la duda y lo que conlleva que es peor que la duda. Pero si la raíz es fuerte...
Redefinirse. La manera que tiene la vida de enseñarnos a abrir y cerrar puertas. La agricultura del destino que nos injerta variedades ajenas justo en el corazón del tallo, para que demos otros frutos, y a veces, crezcamos.

Suerte y calma, maestro de la paciencia y la tolerancia. Ya tu hora va llegando, y te irá bien.

Dia 0

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Mi primer experimento con lops blogs. Me suena que esto de escribir un diario en internet cumple la función de un reality cibernético, donde cualquiera puede tener acceso a lo que se supone, tus intimidades. De todas formas, es un buen ejercicio de escritura, y ¿Quien sabe? a lo mejor, una manera deconocer personas interesantes,